Cuatro aviones con 265 pasajeros fueron secuestrados por terroristas mientras volaban desde los aeropuertos internacionales Logan de Boston, Washington-Dulles (DALAS) y Libertad de Newark.
Todos tenían como destino California, los tres primeros hacia Los Ángeles y el último a San Francisco, por lo que sus depósitos de combustible iban colmados con más de 91.000 litros de gasolina.
A las 8 y 46 de esa mañana, el vuelo 11 de American impactó contra la Torre Norte del World Trade Center. Apenas 15 minutos después, el vuelo 175 de United embistió la Torre Sur, siendo transmitido en directo por la televisión por lo que millones de personas en todo el mundo pudieron verlo en vivo.
El presidente George W. Bush se enteró de los ataques terroristas cuando se encontraba reunido con alumnos de una escuela primaria de Sarasota, Florida. Casi sin dar respiro, el vuelo 77 de American se estrelló contra el pentágono pasadas las 9 y media de la mañana. En ese momento, las fuerzas armadas prohibieron todos los despegues de aviones civiles y se ordenó el inmediato aterrizaje de todos los que estaban en el aire.
A las 10 de la mañana se derrumbó la Torre Sur y media hora después colapsó la Norte. En el cuarto avión, el vuelo 93 de United Airlines, la caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que tres aviones habían sido estrellados, trataron de retomar el control de la aeronave. De acuerdo con la grabación, uno de los pasajeros, Todd Beamer, pidió a la persona con quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo “Let’s roll”, exclamación que llevó el título de una canción de Neil Young que compuso en homenaje a las víctimas.