El viernes se dio a conocer la muerte de Mohsen Fakhrizadeh, un científico iraní, víctima de un ataque que Irán atribuye a Israel. Tras su fallecimiento su nombre cobró mucha relevancia, pasando del anonimato a una importante notoriedad póstuma. Desde Teherán prometieron vengar la muerte del físico nuclear, que en enero se había reunido con el guía supremo iraní Alí Jamenei, según imágenes oficiales difundidas tras su muerte.
Tras su muerte, el ministro de Defensa, general Amir Hatami, lo presentó como su viceministro y jefe del Departamento de Investigación e Innovación en materia de defensa, y destacó que había realizado una «labor considerable» en el ámbito de la «defensa antiatómica». Según recordó AFP, en abril de 2018, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo señaló como jefe de un programa nuclear secreto militar, que niega Teherán.
Para Karim Sadjadpour, del círculo de reflexión estadounidense Fundación Carnegie para la Paz Internacional, se necesitarán meses o años «para apreciar todas las consecuencias de la muerte de Mohsen Fakhrizadeh». Además, escribió en Twitter: «Los que realmente han entendido el papel preciso que desempeñaba en las actividades nucleares de Irán no hablan, y los que hablan no saben».
Medios estadounidenses lo calificaron de «objetivo número uno del Mosad» (servicio de inteligencia exterior israelí) y «cerebro del programa nuclear iraní». El ministro de defensa Amir Hatami declaró: «Sabíamos que varias veces había sido amenazado con ser asesinado y que lo seguían». Mohsen Fakhrizadeh apareció en diciembre de 2015 en un documento del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que consideraba que a inicios de la década de 2000 había dirigido «actividades en apoyo de una posible dimensión militar» del programa nuclear iraní.
En marzo de 2007, Mohsen Fakhrizadeh fue objeto de sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas junto con otras «personas involucradas en el programa nuclear o de misiles balísticos» de Irán. La resolución 1747 lo identificó como «investigador del ministerio de Defensa» y «exjefe del Centro de Investigación Física (PHRC)».
Esas sanciones fueron levantadas tras la entrada en vigor del acuerdo sobre el programa nuclear iraní firmado en Viena en 2015 entre Irán, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania. Luego de la decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del pacto en 2018, se restablecieron las sanciones emitidas por Washington en 2008 contra Mohsen Fakhrizadeh a raíz de la resolución 1747.
Según el vicepresidente iraní, Ali Akbar Saléhi, jefe de la Organización Iraní de Energía Atómica, Mohsen Fakhrizadeh obtuvo un doctorado en «física e ingeniería nuclear» y trabajó para su tesis con Fereydoun Abbassi Davani, exjefe de ese organismo, blanco de intento de asesinato en 2010. Al recordarlo en los medios estatales como un «amigo cercano» con «una colaboración profesional estrecha de 34 años», Abbassi Davani dijo haber estado al frente con él durante la guerra entre Irak e Irán (1980-1988).
«Trabajó en todas las áreas para apoyar las actividades nucleares del país», principalmente en el «enriquecimiento» del uranio, dijo Abbassi Davani, para quien era «un gerente competente y un científico prestigioso» que puede ser elevado «en el campo de las ciencias» al mismo rango «del mártir» general Qasem Soleimani, muerto en un ataque perpetrado por Washington en enero.