En este día -22 de octubre – en 1945 y después de aquel 17 de octubre, en Junín, se casaban Perón y Evita.
El camino que habían iniciado llenó de alegría durante siete años al Pueblo Argentino.
Esa mujer y ese hombre marcaron definitivamente una forma de concebir a la Patria. Incluía a todos los hombres que habitaban este suelo, tratando de darle «un poquito más de alegría» a los trabajadores.
Estos tiempos tumultuosos nos vuelven a encontrar frente al fenomenal desafío de poder incluir a todos y sobre todo a los más necesitados en la concepción de una Nación grande que debe servir como fuente de felicidad del Pueblo.
Norberto Galasso, en su obra monumental «Perón: formación, ascenso y caída» Tomo I, pagina 354 describe el hecho que se rememora así:
«En esos días, los principales diarios expresan el odio desatado por la jornada del 17 de octubre a través de un alud de declaraciones de protesta de las entidades mas inverosímiles. Ello permite comprender los motivos de las diversas inexactitudes que nutren el acta de matrimonio celebrada esa tarde.
De ese documento resulta que se casa Juan Dommingo Perón, de cincuenta años, militar, soltero, nacido el 8 de octubre de 1895, con María Eva Duarte, de 23 años, nacida en Junín el 7 de mayo de 1922, domiciliada en Junín, en la calle Arias 161, con su madre y hermana. Con lo que respecta a él, sabemos ya que nació en 1893, según parece el 7 de octubre, pero que ingresa al Colegio Militar con una partida «fabricada» por su abuela Dominga en la cual consta el 8 de octubre de 1895, no había otro camino que aceptar esta documentación como válida. Por su parte, Eva había nacido el 7 de mayo de 1919 ‑aunque algunos dan como fecha el 26 de abril de ese año‑ en Los Toldos, partido de general Viamonte, y era hija adulterina de Juana Ibarguren con Juan Duarte, casada legalmente con Estela GrisolIa. No habiendo sido reconocida por el padre, debió ser inscripta en el Registro Civil de general Viamonte con el apellido materno y doña Juana la habría denominado inicialmente Eva Maria y no Maria Eva, para lo cual en la partida original constaría como Eva María Ibarguren. Con la insidia propia de los intelectuales de alma fría de los que hablaba el Mahatma Gandhi, una señora cuya residencia en París no le ha moderado el gorilismo, sostiene que «solo una marginal como doña Juana pudo permitirse Ilamar a su hija Eva Maria», en vez de Maria Eva, anteponiendo «el nombre de la pecadora, al de la madre virginal»‘. Ahora, en 1945, dada la repercusión pública del casamiento -y el escándalo que hubiese generado la oposición – se decidió celebrar el matrimonio en Junín y fraguar en ese mismo Registro Civil, una nueva partida que salvase esos datos, para aquella época, denigratorios. Se prefirió entonces fijar el nacimiento tres años después -cuando Juan Duarte ya era viudo- anulando así todo vicio de adulterio y pudiendo así parecer como María Eva Duarte, hija de Juana Ibarguren y Juan Duarte. Asimismo, para justificar que el casamiento se realiza en Junín, Eva fija su domicilio en esa localidad, adoptando el de su madre, no obstante que hace varias años que reside en Buenos Aires.
La ceremonia religiosa se realiza varias semanas después -el 10 de diciembre por la noche, en la parroquia de San Francisco, de La Plata, siendo testigos, por el novio Domingo Mercante, y por la novia, su madre, Juana Ibarguren.
Durante esos pocos días en que Juan y Eva se toman descanso y luego formalizan su relación de pareja, algunos amigos del coronel dan los primeros pasos dirigidos hacia la organización de una fuerza política con la cual batallar en las elecciones próximas»
Días de amor y pasión en una Argentina que renacía hacia un destino justo, libre y soberano.