El ascenso económico de China se está acelerando apenas un año después de sus primeros bloqueos por coronavirus, ya que su éxito en el control de la pandemia le permite aumentar su participación en el comercio y la inversión globales. Asimismo, la segunda economía más grande del mundo informará el lunes que el producto interno bruto aumentó 2.1% en 2020, la única economía importante que ha evitado una contracción.
Eso debería garantizar que su participación en la economía mundial aumentara al ritmo más rápido de este siglo. La producción mundial cayó un 4,2% el año pasado, según el Banco Mundial, lo que llevó la participación de China al 14,5% a precios en dólares de 2010, dos años antes de lo esperado. Y no es solo un problema que se revertirá una vez que otras grandes economías comiencen a recuperarse a medida que se implementen las vacunas. Los economistas esperan que el PIB de China se expanda un 8,2% este año, y siga superando a sus pares globales, incluido Estados Unidos.
China está ahora en camino de superar a Estados Unidos como la mayor economía en 2028, dijo Homi Kharas, subdirector del programa de desarrollo y economía global de Brookings Institution, dos años más rápido de lo que había estimado anteriormente. Después de resistir la guerra comercial del presidente Donald Trump, Pekín está profundizando los lazos económicos dentro de Asia y Europa y busca el consumo interno para impulsar su próxima fase de crecimiento. Según Bloomberg, el presidente Xi Jinping dijo esta semana que «el tiempo y la situación» estaban del lado del país en un nuevo año marcado por la agitación interna en Estados Unidos.
La economía convergió con Estados Unidos al ritmo más rápido registrado. El PIB de China fue del 71,4% de los niveles de Washington en 2020, según el Fondo Monetario Internacional, un 4,2% más que el año anterior. La participación del comercio mundial aumentó a medida que aumentaron las exportaciones relacionadas con la pandemia. Ya el principal exportador del mundo, los envíos de China aumentaron un 3,6% en 2020, según datos oficiales. El comercio mundial total probablemente se contrajo un 5,6%, según estimaciones del organismo de comercio y desarrollo de las Naciones Unidas, UNCTAD.
La lista Fortune Global 500 de las empresas más grandes del mundo por ingresos por primera vez contenía más empresas con sede en China, incluido Hong Kong, que en los Estados Unidos. El papel mejorado del gigante asiático en un mundo pospandémico aumenta la urgencia del debate entre el resto del mundo sobre cómo interactuar con Pekín. Si bien la administración Trump ha impuesto aranceles y restringido el acceso a tecnologías clave, otros países han buscado vínculos comerciales y de inversión más estrechos.
Los líderes de China generalmente restan importancia a los hitos económicos, como que su producción económica superó a la de Japón en 2010, por temor a asustar a quienes ya desconfían de su ascenso. Sin embargo, Pekín anunció este año que apuntaría a duplicar el PIB desde los niveles de 2020 para 2035, un objetivo que implica una marcha hacia el número uno. Aún así, no hay garantía de que eso suceda.
El país demostró que los pesimistas estaban equivocados en 2020, pero enfrenta enormes desafíos que van desde el empeoramiento de las relaciones con los Estados Unidos que potencialmente limita su acceso a la tecnología, una dependencia excesiva de la inversión financiada con deuda y una población que envejece rápidamente.