Según la Sociedad Argentina de Pediatría, el aislamiento que están viviendo los más chicos está incrementando exponencialmente la presencia de trastornos funcionales.
La pandemia deja secuelas tanto físicas como económicas que durarán por mucho tiempo pero, ¿Qué sucede con la salud mental?¿Los chicos son el grupo más afectado por el aislamiento?
Se empieza a percibir un “creciente agotamiento de esta capacidad de adaptación”. El estudio de UNICEF alerta que entre los chicos y las chicas de 3 a 12 años se observan estados de mayor irritabilidad, mal humor, enojo, fastidio e intolerancia. En algunos casos, se manifestaron cambios o trastornos en la alimentación y/o el sueño.
Entre las y los adolescentes el impacto es mayor. La falta de intercambio con sus pares y referentes adultos fuera del hogar se expresa en altibajos emocionales, desgano, enojo, irritabilidad, angustia y resignación: la mitad de los encuestados refirió sentirse triste y un tercio manifestó sentimientos de soledad durante todo el período. Estas emociones, en especial en quienes están cercanos a la finalización del ciclo secundario, aparecen ligadas a la incertidumbre respecto al futuro. En los sectores populares, la angustia se puede vincular también con las privaciones materiales que sufren y que se profundizaron con la pandemia.
Entre las recomendaciones para las familias. En primer lugar, se sugiere escuchar las preocupaciones y malestares que tanto niñas, niños como adolescentes pueden tener ante la pandemia. Respetar sus opiniones y emociones, favorecer la expresión de sus pensamientos y hacerlos participes en la toma de decisiones. Es importante promover espacios lúdicos o artísticos, donde tengan posibilidades de expresarse, sobre todo en momentos en que las actividades fuera del hogar sufren restricciones,.
Muchas de las emociones que expresan los chicos y las chicas son manifestaciones esperables, que requieren acompañamiento de los adultos y no constituyen patologías en sí mismas. No obstante, se aconseja estar atentos a las manifestaciones recurrentes de desgano y apatía, que requieren de la consulta en los servicios de salud mental.
“A veces los chicos consultan por problemas médicos indefinidos y puede que muchas veces sea una manifestación de las dificultades que trae la pandemia”, informó Juan Pablo Mouesca, médico pediatra especialista en psiquiatría juvenil, quien luego afirmó que esto se llama somatización por los altos niveles de estrés.
Según la Sociedad Argentina de Pediatría, el aislamiento que están viviendo los más chicos está incrementando exponencialmente este tipo de trastornos funcionales. “Si se puede salir e ir a la plaza o a hacer diversas actividades que están permitidas, hay que hacerlo”, disparó el especialista.
“Hace mucho bien a la salud mental poder juntarnos con los demás, es muy importante”.. Los especialistas advierten que el dolor abdominal recurrente o las neuro cefaleas pueden aparecer como respuesta del organismo ante situaciones de alto estrés.