Las prácticas de juego de niños y niñas se han modificado a tal punto que resulta imposible pensar la cultura juvenil sin entender su relación con las pantallas. Sin embargo, «no hay una dicotomía entre lo virtual y analógico», coincidieron los especialistas consultados por Télam en ocasión del Día de las Infancias, quienes destacaron además que, en ambas formas, el juego busca la socialización.
«La transformación de los modos de juego no es nueva y está vinculada a un crecimiento sostenido del uso de las pantallas, y su multiplicación, y con ellas las opciones de juego. Pero un error bastante común en la consideración del juego infantil contemporáneo es pensar que, como hay pantallas, cada vez juegan menos a otras cosas», explicó Carolina Duek, doctora en Ciencias Sociales y magíster en Comunicación y Cultura (UBA), e investigadora del Conicet.
La especialista comentó que hay prejuicios en el sentido de lo positivo y negativo de las nuevas prácticas de juego, y cierta prevalencia de los adultos al juego analógico pero lo que se ve es que «los chicos y las chicas tienden a combinar todo tipo de juego», es decir, que «no hay una dicotomía entre lo virtual y analógico sino una articulación entre ambas posibilidades».
«Juegan entre sí de manera presencial o virtual y se pueden relacionar con otros por medio de consumos culturales como las plataformas de streaming», ejemplificó.
En tanto, reconoció que pensar como es el juego es vincularlo a las alternativas y ofertas que disponen los niños y niñas en su vida cotidiana, ya que algunos no tienen acceso a la conectividad o a un dispositivo individual; y a la vez, qué tipo de acceso tienen, es decir, si hay adultos que puedan acompañar con el tiempo y conocimientos, en la experiencia de ese niño o niña en el acceso a Internet.