El presidente de Paris Saint-Germain (PSG) y de Bien Sports, Nasser Al-Khelaifi, y el exsecretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, se enfrentan a la justicia Suiza, acusados de corrupción en el reparto de los derechos televisivos del Mundial.
La fiscalía suiza pide 28 meses de prisión para Nasser Al-Khelaïfi por unos supuestos sobornos a Jerome Valcke, por entonces secretario general de FIFA, para obtener con mayor facilidad la concesión de los derechos televisivos del Mundial de Fútbol y la Copa Confederaciones.
Valcke, que hasta 2015 fue la mano derecha en la organización se enfrenta a la mayor parte de los cargos relacionados con dos casos distintos de corrupción de derechos de televisión. El francés de 59 años está acusado de querer transferir los derechos de Oriente Medio y el Norte de África para la proyección de las Copas Mundiales de 2026 y 2030 a beIN Media, a cambio de sobornos de Al-Khelaifi.
Según la fiscalía, el caso se refiere a una reunión celebrada el 24 de octubre de 2013 en la sede francesa de beIN, en la que Al-Khelaifi supuestamente prometió comprar una villa en Cerdeña por cinco millones de euros (5,9 millones de dólares), concediendo su uso exclusivo a Valcke. Al-Khelaifi, que ha negado los cargos, debía entonces entregar la propiedad al francés dos años más tarde bajo ciertas condiciones. A cambio, según la fiscalía, Valcke se comprometió a «hacer lo que estuviera en su mano» para que beIN se convirtiera en la emisora regional de las dos Copas del Mundo, algo que ocurrió el 29 de abril de 2014, en un acuerdo que la FIFA nunca ha impugnado desde entonces.
Al-Khelaifi, que como presidente del PSG, finalista de la Liga de Campeones de este año, es uno de los hombres más influyentes del fútbol mundial, se enfrenta a la acusación de «incitar a Valcke a cometer una mala gestión criminal agravada».
Son las primeras condenas contra directivos futbolísticos que se dan en suelo europeo, tras las conocidas como FIFAgate que tuvieron lugar en Estados Unidos.