400 de ellos podrían haber llegado al país en un vuelo de Air France que el gobierno canceló. Cómo se vive la cuarentena a distancia.
En noviembre, como todos los años, muchos argentinos que trabajan en los centros de ski argentinos y hacen la contratemporada en el hemisferio norte viajaron al principado de Andorra, un país de apenas 70.000 habitantes que no pertenece a la Unión Europea, pero que es uno de los centros de ski favoritos de Europa. Casi todos ellos, fueron «siguiendo la nieve» que es su fuente de trabajo y fueron sorprendidos por la pandemia lejos de sus casas. Su caso no es único, más de 10.000 argentinos están varados en distintas partes del mundo.
Recientemente y ante la falta de respuesta del consulado argentino en Barcelona, una de ellos, Camila Busico, le escribió una carta al Canciller Felipe Solá explicándole la situación de los varados y preguntándole por qué les cancelaron el vuelo de repatriación del 5 de abril. En el gobierno por una parte culpan a las aerolíneas, pero por otra aducen que la capacidad de control sanitario está a tope y que han tenido que dejar que llegaran vuelos vacíos para llevarse extranjeros.
El pedido de Camila es también el de todos los que se autoagruparon en en el grupo «Argentinos varados en Andorra» de Instagram, pero también del presidente del presidente andorrano, Xavier Espot, quien le envió también una misiva a Alberto Fernández hace ya diez días.
«Queremos volver, el gobierno andorrano arregló un vuelo para nosotros, la Argentina lo autorizó, lo pagamos y el gobierno argentino después lo canceló y no nos da respuestas»,
El caso de ella es también el de centenares de argentinos que fueron a hacer la temporada a otros centros de ski del mundo, de un grupo de argentinos que fueron a trabajar a la Riviera Maya y ahora no pueden volver, y el de tantos otros que se encuentran ya sin techo o con dificultad para solventarse la comida.
«Somos muchos latinoamericanos en esta situación, más que nada argentinos, sobre todo de Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, también hay de Rosario y de Bariloche, de todos los lugares donde hay centros de montaña y ski. Hay gente que viene como yo trabajando en centros de ski, instructores por ejemplo, y otros que son temporeros de verano y de invierno y se mueven con la demanda de la industria del turismo», dijo Busico.
La temporada de ski debía terminar en abril y se terminó un mes antes cuando el 13 de marzo se cerraron las pistas y el turismo por la pandemia. «El gobierno andorrano nos está cuidando bastante: nos aseguraron que nos extendían la cobertura de salud que se nos venció en el momento en el que dejamos de trabajar, nos manda mails preguntando si tenemos alguna necesidad. Y por ahora estamos aguantando con nuestros ahorros, no sabemos si vamos a poder volver a trabajar en la temporada de verano acá (o volver a la de ski allá) y ante tanta incertidumbre queremos volver a nuestras casas y no sabemos por qué el gobierno argentino lo frenó»