Esta semana, en medio de una gran crisis institucional que se llevó puestos a dos presidentes, Perú consiguió colocar bonos en el mercado internacional por USD 4.000 millones
Este caso es un botón de muestra de lo que está pasando en el mundo como un ‘efecto residual” de la pandemia: la megaemisión de moneda por parte de los principales bancos centrales del mundo para aliviar los efectos de la crisis. Esa expansión monetaria récord llevó las tasas a niveles mínimos históricos y los inversores buscan alternativas de inversión rentables, asumiendo más riesgos en el camino
Pero Argentina la ve pasar una vez más. Durante noviembre la ANSES se dedicó a vender bonos en dólares para bajar el tipo de cambio financiero. Lo logró y hoy el “contado con liquidación” se mantiene en niveles de $ 150 luego de haber superado los $ 180 a fines del mes anterior. Pero esta venta de títulos mantuvo deprimidos los precios y el riesgo país se mantuvo cómodamente arriba de los 1.350 puntos.
En un mundo en el que hay financiamiento regalado para casi todos los países, no hay un centavo para la Argentina. El castigo de los inversores al “defaulteador serial” es obvio, sin que haya posibilidad de revertirlo en el corto plazo.
El Gobierno tuvo una gran chance con la renegociación de la deuda. Pero hizo todo mal. Martín Guzmán perdió la oportunidad de mostrar un sendero creíble de reducción del déficit fiscal y un programa económico. Prefirió dedicarse a una desgastante negociación con los acreedores, estirando los tiempos innecesariamente.